

CIUDADES INVISIBLES.
La imaginación es ese sitio que le otorga al ser humano su libertad. La imaginación promueve el mundo. Permite crear en la mente nuestro mundo ideal, una utopía.
Un ejemplo de utopía es la propuesta por Tomás Moro, un pensador político que ideó su mundo perfecto, describiendo una ciudad rodeada con difícil acceso; sus leyes, su agricultura, el modelo ideal familiar, etc.
Ciudades invisibles de Italo Calvino es un recopilatorio de los relatos del viaje que narra el mercader Marco Polo al emperador de los tártaros. El viaje no deja de ser una utopía, una experiencia que puede acotarse o puede alagarse infinitamente. El concepto de viaje es muy ambiguo; puede significar tanto unas vacaciones, un viaje introspectivo como la vida misma. La vida no deja ser un viaje de sabiduría; a medida que vamos creciendo, vamos adquiriendo experiencia.
En el libro, se menciona "ciudades del deseo", "ciudades de los signos", "ciudades del intercambio", etc. La utopía adquiere la forma que el ser humano le otorgue. Puede enfocarse a nivel de mejoras sociales, económicas y culturales; pero también hacia algo más espiritual, vinculado a los placeres del ser humano.
La utopía tiene su otra cara de la moneda. La distopía se define como un mundo indeseable, donde reina el caos. Otro tipo de utopía es la ideada por el filósofo Michel Foucault, la heterotopía. Sin duda, Foucault es de los filósofos más utópicos que he descubierto, aunque tiene una visión bastante "dictatorial" con su Panóptico, capaz de controlar todos los que habiten en él desde un punto céntrico. La heterotopía es una malla enérgica donde convergen aspectos aparentemente contradictorios y puede resultar algo perturbador.
La utopía es intangible, es aquel lugar que creamos en nuestra mente y que es difícil de alcanzar, pero también puede ser un impulso en nuestra sociedad.
